El cáncer de tiroides no es una sola enfermedad, sino un grupo de tumores con diferentes características, pronóstico y tratamiento. Los subtipos principales son:
- Carcinoma papilar: Es el más frecuente y generalmente de crecimiento lento. Suele afectar a adultos jóvenes y tiene un excelente pronóstico. Puede diseminarse a ganglios cervicales, pero la supervivencia a largo plazo es muy alta.
- Carcinoma folicular: Representa un porcentaje menor de los casos y también suele ser de evolución lenta. Tiende a diseminarse por vía sanguínea a huesos o pulmones. Su pronóstico es bueno, especialmente en pacientes jóvenes y con tumores encapsulados.
- Carcinoma medular: Se origina en las células C de la tiroides, responsables de la producción de calcitonina. Puede ser esporádico o parte de síndromes hereditarios. Su manejo es principalmente quirúrgico y requiere seguimiento de marcadores tumorales.
- Carcinoma anaplásico: Es poco frecuente pero muy agresivo, con crecimiento rápido y alta tasa de mortalidad. Requiere tratamiento multimodal con cirugía paliativa, radioterapia y, en algunos casos, terapias sistémicas.
- Otros subtipos raros: Incluyen carcinomas poco diferenciados o linfomas tiroideos, cada uno con manejo específico según la agresividad y extensión de la enfermedad.
Cada subtipo tiene características clínicas y terapéuticas distintas, por lo que el diagnóstico preciso mediante biopsia, estudios moleculares y evaluación imagenológica es clave para decidir el tratamiento más adecuado y mejorar el pronóstico.