El cáncer en pacientes jóvenes, generalmente definidos como menores de 40 años, es menos frecuente que en adultos mayores, pero representa un desafío importante por su impacto en la vida laboral, familiar y reproductiva. La incidencia varía según el tipo de tumor: en mujeres jóvenes predominan cáncer de mama, tiroides y melanoma, mientras que en hombres son más frecuentes linfomas, leucemias y tumores de testículo.
Aunque los tumores en jóvenes suelen tener biología más agresiva en ciertos casos, también responden mejor a tratamientos como cirugía, quimioterapia y radioterapia, con mejores tasas de supervivencia global que en personas mayores. La detección temprana es clave, aunque la falta de síntomas específicos y la baja sospecha clínica a veces retrasan el diagnóstico.
Además del manejo oncológico, es importante considerar el impacto emocional, educativo y social del cáncer en este grupo, incluyendo la fertilidad y calidad de vida a largo plazo. El enfoque multidisciplinario permite equilibrar eficacia del tratamiento con preservación funcional y bienestar integral del paciente.