El cáncer en pacientes geriátricos es un desafío creciente debido al envejecimiento de la población y la mayor expectativa de vida. La incidencia de tumores aumenta significativamente con la edad: más de la mitad de los casos de cáncer se diagnostican en personas mayores de 65 años. Los tipos de cáncer más frecuentes en esta población incluyen cáncer de próstata, mama, colon, pulmón y vejiga, aunque la distribución varía según el sexo y factores epidemiológicos regionales.
El envejecimiento afecta tanto la biología del tumor como la tolerancia del paciente a los tratamientos. En adultos mayores, los tumores pueden presentar características biológicas más agresivas o, en algunos casos, una progresión más lenta, y la comorbilidad frecuente obliga a individualizar el manejo. La evaluación geriátrica integral es clave para decidir la estrategia terapéutica, considerando factores como estado funcional, fragilidad, enfermedades asociadas y expectativa de vida.
En este grupo, el abordaje multidisciplinario permite equilibrar eficacia oncológica con calidad de vida, combinando cirugía, radioterapia, quimioterapia o terapias dirigidas según la tolerancia del paciente y el riesgo-beneficio del tratamiento. La prevención y la detección temprana siguen siendo fundamentales, aunque la presentación clínica puede ser más atípica y los síntomas menos específicos que en pacientes jóvenes.