El cáncer gástrico es una neoplasia agresiva que suele diagnosticarse en estadios avanzados debido a la ausencia de síntomas específicos en fases tempranas. Su manejo requiere un enfoque multidisciplinario que combina cirugía, quimioterapia y, en ciertos casos, radioterapia. La resección quirúrgica completa con márgenes libres de tumor y linfadenectomía adecuada sigue siendo la base del tratamiento curativo en pacientes con enfermedad localizada.
En estadios avanzados o metastásicos, la quimioterapia sistémica se utiliza para mejorar la supervivencia y controlar síntomas, y se valoran terapias dirigidas o inmunoterapia en subtipos específicos, como tumores HER2 positivos o con alta carga mutacional. La elección del esquema depende del estado general del paciente, la histología y marcadores moleculares del tumor.
La detección temprana, mediante endoscopia en pacientes con factores de riesgo, y el seguimiento posterior a la cirugía son fundamentales para mejorar los resultados. La nutrición, control de síntomas y soporte psicológico también forman parte integral del abordaje del cáncer gástrico, dada su repercusión significativa en la calidad de vida.