El tratamiento del cáncer cervicouterino depende del estadio de la enfermedad, la extensión local, la afectación ganglionar y las condiciones clínicas de la paciente. En estadios tempranos (IA–IB1), la cirugía suele ser la opción principal, generalmente con histerectomía radical y disección ganglionar pélvica, buscando resección completa del tumor con márgenes negativos. En algunos casos seleccionados, la cirugía puede combinarse con radioterapia adyuvante según factores de riesgo histopatológicos como invasión linfovascular, profundidad de invasión o afectación ganglionar.
Para estadios localmente avanzados (IB2–IVA), el tratamiento de elección es la radioterapia concomitante con quimioterapia basada en platino (cisplatino), que ha demostrado mejorar la supervivencia y el control local de la enfermedad. En pacientes con enfermedad metastásica o recurrente, la estrategia es sistémica, utilizando quimioterapia combinada (cisplatino, paclitaxel, topotecán, carboplatino) y, en casos seleccionados, terapias dirigidas o inmunoterapia según biomarcadores.
El manejo multidisciplinario, que involucra ginecólogos oncólogos, radioterapeutas y oncólogos médicos, es fundamental para personalizar la estrategia terapéutica y optimizar los resultados clínicos, minimizando toxicidades y preservando la calidad de vida. La detección temprana mediante cribado citológico y pruebas de VPH sigue siendo esencial para reducir la incidencia y mejorar el pronóstico.