En los últimos años, el tratamiento del cáncer hepático ha experimentado un cambio profundo impulsado por tres ejes principales: inmunoterapia, terapias dirigidas y estrategias combinadas que buscan maximizar la eficacia en cada etapa de la enfermedad. Hoy, el manejo del carcinoma hepatocelular (CHC) es mucho más preciso y con mejores expectativas que hace una década.
1. Inmunoterapia: el nuevo pilar del tratamiento
Los inhibidores de puntos de control inmunitario han modificado la historia natural del CHC avanzado. Regímenes como atezolizumab + bevacizumab demostraron mejoras significativas en supervivencia global y libre de progresión frente a sorafenib, consolidándose como primera línea estándar.
Otros esquemas, como durvalumab/tremelimumab (estrategia STRIDE), han ampliado el arsenal terapéutico para pacientes con contraindicaciones a antiangiogénicos.
Además, estudios actuales exploran inmunoterapia en etapas más tempranas, combinada con ablación, TACE o incluso como adyuvancia post-resección, con resultados preliminares prometedores.
2. Terapias dirigidas más selectivas
Los inhibidores multiquinasa continúan evolucionando. Fármacos como lenvatinib, regorafenib y cabozantinib ofrecen opciones secuenciales que permiten prolongar la supervivencia con perfiles de seguridad cada vez mejor caracterizados.
El reto actual es identificar biomarcadores predictivos que permitan saber qué pacientes responderán mejor a cada fármaco, y varios grupos están investigando el papel del microambiente tumoral, mutaciones somáticas e inflamación sistémica.
3. Tratamientos locorregionales de nueva generación
Las terapias intraarteriales también muestran avances importantes:
- TACE con microesferas de última generación optimiza la entrega farmacológica y reduce toxicidad.
- Radioembolización con Y-90 ha demostrado controlar enfermedad avanzada o portal invasiva en pacientes seleccionados.
- Ablación por microondas ofrece mayor volumen y velocidad de ablación frente a radiofrecuencia, con resultados equiparables a resección en tumores pequeños.
El enfoque multimodal combina, cada vez más, técnicas locorregionales con inmunoterapia, potenciando la activación inmune tumoral.
4. Medicina personalizada y biomarcadores emergentes
Aunque el cáncer hepático ha sido históricamente difícil de estratificar, hoy existen líneas de investigación en:
- Firmas transcriptómicas para clasificar subtipos biológicos.
- Modelos inmunológicos que predicen sensibilidad a inmunoterapia.
- Análisis de biopsia líquida para detectar recurrencias o progresión más temprano.
Esto abre la puerta a tratamientos realmente individualizados, adaptados a la biología y dinámica tumoral de cada paciente.
5. Futuro: combinaciones inteligentes y terapia celular
Los estudios en curso evalúan combinaciones triple terapia (anti-PD-1 + anti-CTLA-4 + antiangiogénicos), así como terapias celulares:
- CAR-T dirigidas contra GPC3.
- Vacunas terapéuticas personalizadas basadas en neoantígenos.
Aunque aún en fases tempranas, representan líneas de investigación altamente disruptivas.
Conclusión
El tratamiento del cáncer hepático está avanzando hacia esquemas más efectivos, integrados y personalizados. La combinación estratégica de inmunoterapia, terapias dirigidas y procedimientos locorregionales ha logrado mejorar la supervivencia y el control de la enfermedad en muchas etapas. A medida que la investigación en biomarcadores y nuevas plataformas terapéuticas avanza, es probable que el cáncer hepático entre en una era de manejo mucho más preciso y con mejores resultados para los pacientes.
